sábado, 1 de diciembre de 2012


- Por qué una rusa culta trabaja de limpiadora en Oxford.


Después de un año de investigación, llegamos a la conclusión de que la razón única por la que abandonó el espacio que la ahogaba para ser limpiadora en Oxford  obedecía a su amor por la poesía. Su trabajo en el laboratorio farmacéutico  donde la vida  era todo una medida digital, la obligaba al cuarto de la limpieza para escribir. Imposible cualquier otra solución, busca las nieblas inglesas   y limpia libros en una de las bibliotecas de la ciudad. En el tablón de anuncios que hay a la entrada, cuelga sus textos sin nombre y sabe que alguien los copia para incluirlos en su blog del día siguiente. 
El último que sale es el que sigue:

                     C I R C E

 ¡Los deseos, Circe!

En  tus deseos  nace la fábrica de los sueños que esculpen con sales del viento y 
cinceles de plata fundida en aquel corazón.

Los deseos, Circe, retratan,  fieros, a quien  reza infernales pasiones grabadas por  
mastines en los espejos del alma: lo sabes.

¡Domesticas el miedo! Para ti, son violines los truenos, látigos implacables
Tus airadas palabras. Diamantes que  horadan las simas de una
 Pasión encainada.




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