sábado, 28 de abril de 2018


Esas imágenes que me regalas todos los días obligan a estas palabras. 






EL    A R A M O





De vértigo tu cuerpo calcáreo, lleno de vientos y de nombres, vives en palabras de piedra y de silencio; palabras con fatigas, de consuelo y esperanza. Y que son y serán hoy de mañana, para siempre. Tú, como un Dios que nos pone de rodillas, nos das el sol con el agua y los pastizales contra el hambre. Y como pastan tus nieblas que las fecundan, las vacas hacen sonidos y orquesta con graves y agudos, melodías. Entonces, como fueron y somos, también serás: en tiempos,  otros te invocarán y dirán su nombre que será en ti, un día,   sombra de  nube en tu  corazón.   

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