domingo, 13 de octubre de 2019





METAFONÍA



Ya lo escribió Eleanor Roosevelt en el libro que se titula "Lo que aprendí viviendo"; cuando habla de la sociedad del futuro en los años cincuenta, escribe esta mujer que " hoy nos enfrentamos a un gran peligro: la pérdida de nuestra individualidad". Y esta parece ser una de las finalidades de los nuevos recursos tecnológicos, aprovechar la pasividad de las personas que ni se preocupan por defender su propia personalidad. "Con el desarrollo de la automatización las personas cada vez ven más difícil ejercer el derecho a ser un individuo".  Y vaya si lo consiguieron. Nos presionan tanto y tan vehementemente que para saber en qué mundo vivimos, fruto de la globalización, ya existe  el concepto  de modernidad líquida que esconde sus características . Y que lleva por delante, arrasa,  a lo que entendemos como  sociedad tradicional. Mientras que ésta se sustenta en unos valores firmes e inalterables que van más allá del tiempo, la modernidad líquida supone un feroz desarrollo del individualismo que destruye nuestra sociedad como refugio y como el entorno social más seguro. Todo lo anterior viene a colación porque si reflexionamos sobre las señas de identidad que nos diferencian como lenenses, no hay muchas de las que tirar para conseguir una definición. Aunque, sin mucho rebuscar,  hay una que sí identifica el concejo por el habla de sus habitantes, aquellos que todavía resisten, con el alma, en el ámbito rural. Es la metafonía, muy nuestra;  aunque ya en franco retroceso, según Rosabel Sansegundo, lenense de pro. Para que el lector profano en estos temas sepa de qué hablamos, el poema que empieza: Un mocecu en Retruyés// con un pelu mató un guetu ...es un ejemplo  de este fenómeno lo mismo que "cimiru, fondiru,  pilu, tuntu y Cuitu Nigru". Y ahora viene otro tema: la guerra entre las lenguas que son demoledoras pues sólo una será la vencedora. Y no creo que haya muchas dudas sobre cuál será el resultado entre el asturiano y el castellano: vista la pasividad que nos caracteriza en este como en otros temas, sin duda que el castellano borrará del mapa  tanto la metafonía como cualquier otra diferencia que sirva como seña de identidad. UN ejemplo más de modernidad líquida contra sociedad tradicional. Después de todo ¿a quién importa que el Everest sea navegable?

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