jueves, 2 de enero de 2020






... y estos sean los últimos versos que yo le escribo[1]





Cuatro años para una sonrisa. Esperando sin tiempo, y esperé
o  esperaré: encerrados todos en un espero como espina
encallecida en el centro del corazón. Plenitud del  dolor, ¡cuántas palabras
en balde como ungüento, cual bálsamo,  para encontrar un suspiro o
restañar la ausencia. Para nada. Ni la sombra ni la figura como asidera
ni el silencio como consuelo. Un berbiquí  quemante y agudo y mil travesías
del desierto a lomos de tu nombre, siendo y serán por siempre y son,
hasta la fecha, el final,  y cuatro años para una sonrisa: ya no llora el corazón.



[1] P. Neruda. Veinte poemas de amor. 20


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