domingo, 25 de junio de 2023

 

Elecciones

 

Como es de suponer, no íbanos a ser nosotros menos y pasar sin hablar de las elecciones cuyo  resultado nos trae a colación el  dicho latino que dice "Roma locuta, causa finita". Es decir, hablaron los ciudadanos, y punto. Y  sobre lo que sean en el futuro los resultados del  gobierno municipal, hay que decir lo que escribió para los electores de su país  la escritora estadounidense Ayn Rand: "cualquiera sea el futuro, vosotros habéis contribuido a ello". Así que cada grupo a cumplir con su obligación y asunto cerrado.

Pero como no hay nada inocente, queremos dejar constancia de una serie de reflexiones que como es normal, no tratan de molestar, ni mucho menos. En primer lugar es obvio  que la difamación o maledicencia como recurso dialéctico para conseguir los votos de la ciudadanía, a más del morbo, tiene escasa incidencia en los resultados; este pobre país ya no es, gracias a Dios, "un intratable pueblo de cabreros", como diría Gil de Biedma; es decir, sin circunloquios, cada cual de los integrantes de nuestra Corporación tiene lo que se merece: por ejemplo, hay actitudes, como la del chaquetero,  que el pueblo no perdona. Tantos hubo para sostener aquel franquismo tan violento que aún  perduran en la memoria popular aquellos somatenes que eran los guardianes de aquella España de miseria que vivieron nuestros abuelos. Tampoco tiene efecto ese vocabulario facilón  de una izquierda  escasamente leída que llama "fascista" a quienes discrepan con su ideología. Si no fueran a lo fácil,  sabrían que la esencia del fascismo es la violencia como muy bien escribe en sus novelas el italiano Antonio Scurati. Por el contrario en la trastienda del Abascal lo que se guarda con  sumo cuidado es aquel  nacional-catolicismo de las postguerra  que aún perdura, con tapujos, en sectas e instituciones religiosas que campean a sus anchas por el suelo patrio, y que fue uno de los pilares del franquismo sociológico que tantas cabezas alimenta en la actualidad, aunque dentro de la Constitución, por suerte. Y muy importante, también,  en esta elecciones como en anteriores es el voto rural en nuestro concejo que ya está, por suerte,  por el encima del caciquismo de aquellos tiempos: la mejora de inversiones municipales para hacer habitable el ámbito rural en todas sus manifestaciones  tiene sus consecuencias que debe tener en cuenta quien aspira al sillón municipal; la memoria de los pueblos e muy larga y duradera.  Y como hablamos de elecciones y tendremos las siguientes, los caciques regionales, que los hay, que  esconden a los votos de sus militantes los números uno de sus listas electorales, recuerden que  se acabaron los tiempos de votar a "una cabra mocha" porque la ponga el partido correspondiente. Es importante no confundir la Galicia de algunos con la Asturias de otros: "triste, espaciosa España".

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