domingo, 22 de octubre de 2017

La palabra usada por las mujeres contra las mujeres como agudo estilete, y sus consecuencias sin protocolos.


 Dicen que decía..


Era tu vida una serie de puntos desbordados
por el afán de saber, tan fuerte como la terca luz del amanecer. 
Fruto de la curiosidad y del  silencio y al acecho de  gestos
delatores de una intimidad propia  que ocultar por el posible
de una humillación, aquella puñalada, en frío, podría ser,
 por ahogar un comentario , la trapera ironía del saber oculto
del dicen que decía como un  poder para doblegar.

Eterna satisfacción esta del oído agudo y el pan en el aire
de las palabras; como Eva, en el paraíso, reptas  con sigilo
en busca del hambre contra la vida, una tentación, una fuerza
telúrica, incontrolable, que esconde  tu sombra  como un imán;
esa atracción te hace cangilón de la noria  que recoge, 
del alma, como reserva  en el parapeto, las aguas oscuras,
traicioneras mañana como flecha envenenada;  cuando la sed
del habla y su inconsciencia te obligan al uso  de la dentellada,
dejarás  cual  pila de sal su alma, ya reseñada y domeñada
por el miedo al dicen que decían, los colmillos mortíferos
que  paralizan contra la espontaneidad del decir.

Y así, siempre, nimbada por el silencio delator que obliga
al camino desviado por quien te huye a pasos contados,
buscando la sebe protectora  del pundonor viciado
por la duda que insufla tu ladina palabra por tanto saber.

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