lunes, 5 de marzo de 2018



Quien recuerda el pasado, vive dos veces. 

Aquel  día



Has vuelto a introducirte en mis pupilas
con todo tu poder, y tus imágenes
han poblado de vértigos mi mente
y de alucinaciones mi memoria.- Luis A. Cuenca.


¿Quién lo diría? Entonces, sin palabras para el camino,
un poco de agua y apenas fruta - dos manzanas-contra
la debilidad, empezamos a buscar los cruces donde las sombras
alisaban los cabellos y el sudor con disimulo, 
esbozando una sonrisa, la madre de la complicidad.

Y todas las brisas, las hijas  del amor, suspicaces y llenas
 de dedos , arreboladas , nos oreaban
los ojos del corazón, distraídos por el tiempo
y la experiencia. Quitaban el polvo al pasado,
y hacían cristalinas nuestras sonrisas,  sus tactos
y aquellas miradas que nos cosían al retorno
como una obligación. Y más, como siempre, y lo mismo.

Hasta hoy, a la fecha, un jueves del año  con el sol
a la puerta, y todas las palabras al fresco que buscan
los mil sentidos que tienen las catas del silencio. 

A esta hora, como entonces y sin duda, qué
hielos quemados consumen los roces cuando
nos queremos. Y los artificios, prófugos del deseo,
buscan los besos para su escondite. Como nosotros.
¿Quién lo diría? Después de cuánto, tanto amor
 como ayer para mañana  y por siempre.
Y en un verbo, en  La Arquera, fue todo  aquel día.

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