martes, 10 de marzo de 2020

José Manuel Castañón: la épica de la batalla.

Hace años, para retener en el tiempo el recuerdo de los ilustres nombres que honran nuestro concejo con su vida o con  su obra , el Ilmo. Ayto. de Lena encargó un cuadro donde se recogiese el retrato de los mismos. Está colgado, con buen criterio, en nuestra biblioteca,  y en el mismo figuran si no todos los que son, sí todos los que están. Y con buen criterio también, el pintor del mismo colocó en el centro la iglesia de Sta. Cristina que supone una advocación contra la fragilidad de  memoria que sufrimos los españoles.
Uno de ellos es José Manuel Castañón de la Peña, nacido en nuestra villa el día diez de febrero de 1.920, el mismo año en que muere Benito Pérez Galdós o se funda el PCE. Y como su principales actividades en la vida fueron las de soldado y escritor, por fecha de nacimiento pertenece a esa generación que tan bien describe Blas de Otero en su poema Patria:
Un mundo como un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar las ruinas.

Años de guerra


Describe el poeta, en estos versos,  tanto  a quienes  soportaron las consecuencias de la guerra civil del 36 como a los  que sufrieron en carnes,  por su juventud,  bien el golpe de estado de Primo de Rivera en 1.923 o la proclamación de la segunda república en l.931 con el intento de insurrección en Asturias en 1.934:con tanta violencia social y política, el alma de aquellos jóvenes será un retrato lleno  de  cicatrices como principal  seña de identidad. Y como ejemplo,  con Castañón por  testigo, decir que con dieciséis años se escapó de casa por los montes limítrofes con León para participar como soldado voluntario en el ejército sublevado contra la legitimidad republicana. Ya encuadrado en una unidad falangista, participa, a las órdenes del coronel Aranda, en el cerco de Oviedo como defensor; allí,  en 1.937, con diecisiete años,  casi pierde la mano derecha que le quedó medio inutilizada para el resto de su vida; y como el manco de Lepanto, patriota como él,  la presume  a la par que lo toma como guía en su posterior vida literaria. Porque en los años siguientes, 38 y 39, sigue activo en el frente de guerra ya con el grado de alférez provisional, hasta la terminación de la misma. Pero además hay que decir que era un militar con acendrada ideología falangista, asumida desde joven y que razona con su padre, Guillermo, diciéndole que nuestro movimiento  es el exponente más significativo en la lucha perenne por la Patria, el Pan y la Justicia: Bandera Negra y Revolución son los símbolos que hace propios además del Saludo a Franco: viva España y Gloria a José Antonio, o Viva Hitler  cuando estaba en el frente ruso. Era lo normal para los tiempos que corrían y por la condición de caballero mutilado de guerra en el bando vencedor.

Y por si no fuera bastante con la guerra civil, al grito de Serrano Suñer: ¡Rusia es culpable!, Castañón se enrola como voluntario en la que llamaron, por el uniforme,  la División Azul: era parte del agradecimiento a Hitler por la inestimable ayuda en la guerra civil;  y que tenía un objetivo único,   contribuir a la derrota del bolchevismo, causa de todos los males según la propaganda al uso que se hacía en este pobre país. De aquella experiencia salió su libro Diario de una aventura(1.991), en el que narra el viaje de 900 Km. de los soldados españoles, a pie,  como si fuese una excursión de Boy  Scouts. Y donde no hace alusión alguna a las páginas de su Diario impresionista y sentimental que había pergeñado  allí con el afán de trascender en el recuerdo de su familia, y para que sintiesen admiración por su vida fuera de España, si muriese: nunca decaigo en el valor y siempre sigo adelante; conscientemente vivo inmerso en el peligro y tengo la muerte a mi lado. Espero tener suerte porque pediréis a Dios que así sea.     

Hasta que se le congeló la mano derecha por las bajísimas temperaturas propias de la estepa rusa. Evacuado  a un hospital, los médicos alemanes evitaron amputarla y se la recuperaron; con el tiempo,  llegó a escribir con ella aquellos garabatos que tanto trabajo nos costaba descifrar en textos literarios y correspondencia. En definitiva, como soldado y falangista, siempre hizo gala de un gran espíritu de sacrificio y abnegación aunque también sufrió decepciones que le impulsaron a darse de baja en la 4ª Bandera de Asturias, su unidad de referencia; se busca, entonces,  un hueco en la vida civil haciendo uso de sus relaciones políticas, entre ellas con el todopoderoso Serrano Suñer, cuya esposa le abrió las puertas de la Academia de Ávila para hacer  los cursos de alférez provisional. Y  los generales Aranda y Muñoz Grandes  también aparecen en su currículo por su afán de obtener compensación por los sufrimientos por la patria habidos como soldado en el bando de los sublevados.

Pero antes de seguir adelante,  escribiremos  unas características propias de su etapa guerrera. Serían estas a nuestro juicio:

- Sobre la huida de la casa paterna a los 15 años para unirse a los sublevados en León, con el consiguiente disgusto de los padres que lo dieron por desaparecido, fue consciente del daño que les había hecho y les recaba la comprensión y el perdón correspondiente. Aunque siempre se dejó llevar por su carácter impulsivo.
- A sus padres los hizo participes de su sueldo (800 pstas.de los años 40)
- Como soldado, estuvo siempre en primera línea sin rehuir el peligro aunque siempre pedía a los padres y hermanas  que rezasen por él a Dios para salir de allí sano y salvo.
- Era animoso y totalmente consciente de los peligros que arrostraba aunque no le apartaban del objetivo que se proponía.
- Tenía por completo asumido el ideario falangista en todos sus términos: justicia, pan  y revolución forman  parte de su vocabulario.
- Era creyente y a Dios se encomendaba para que protegiese su vida de los peligros inherentes a su condición de  militar. 
- En definitiva, esta primera etapa vital va desde 1.936 (tenía 16 años) hasta 1.942  cuando retorna del frente ruso, con 22 años.

Postguerra: 1.942 - 1.958

Son los años del aislamiento internacional de nuestro país, del asentamiento del régimen franquista con sus vaivenes internos para afianzarse mediante la combinación de aliados de conveniencia: la iglesia y sus prebostes, con el Cardenal Gomá a la cabeza,  los falangistas, el ejército, los grandes terratenientes, una nueva clase económica con la autarquía cuartelera y el estraperlo como recurso principal. Y como añadido ideológico, la búsqueda de una ruptura con el pasado inmediato que se sustituye por aquel lejano en el tiempo y la historia, con sus tercios y sus Gonzalo de Córdoba, los Reyes Católicos o el Cid; aquellos referentes de siglos  que hacen suyo los ideólogos franquistas en la frase "Por el imperio hacia Dios".

En este ambiente, empieza una nueva etapa José Manuel Castañón: caballero mutilado de guerra con el grado de capitán y una buena soldada, el día diez de diciembre de 1.942 se casa con Nieves Escalada de la Peña,   y fijan su residencia en Oviedo en cuya universidad termina la carrera de derecho en 1.944. En la misma es nombrado representante del S.E.U., el sindicato franquista y en 1.946, un 26 de mayo, le dan el cargo de Vicesecretario de Acción Social, relacionado con su profunda convicción falangista de siempre, "los girondinos", les llamaban. Y  como cargo de confianza del régimen, viaja por varios países hispanoamericanos y europeos y con los ojos abiertos  a  la España trasterrada y migratoria. Fue en uno de estos viajes(1.951) cuando conoció en Buenos Aires a Xavier Abril, peruano.  Fue este poeta surrealista y especialista de César Vallejo  quien abrió su alma a sus versos hasta convertirlo  en  el  modelo espiritual  por encontrar en sus poesías el respaldo a sus inquietudes sociales y espirituales; hasta tal punto que se aprendió de memoria sus poemarios que una y otra vez incluía en sus recitales. Y a tanto llego su devoción que,  casi sin recursos económicos, llegó al pueblo natal de Vallejo, Santiago del Chuco, para rendirle un homenaje personal y empaparse de su vida y su obra y del  ambiente  que rezuma la poesía vallejiana. Hasta tal punto que los representantes del Consejo Provincial lo nombraron HIJO ADOPTIVO, con la entrega de un pergamino que siempre guardó con cariño profundo.

      "Muchos se han ocupado de la obra de nuestro paisano; pero, no con tanta profundidad como Ud.; su pasión por él se ha demostrado no solamente con su libro, sino por su viaje que Ud. hizo a este Santiago, cuna de nuestro hermano poeta; viaje que sabemos lo hizo en condiciones difíciles y soportando muchas incomodidades .... tuvo por delante el deseo vehemente de saturarse del ambiente vallejiano que significan: este pueblo, la casa del poeta, las campiñas, etc.
Por todas estas consideraciones, el Concejo que me honro en presidir, ha declarado a Ud. en sesión de 18 de Mayo del año en curso(1.974) "HIJO ADOPTIVO DE LA PROVINCIA DE SANTIAGO DEL CHUCO"

Y como consecuencia  de esta aventura  poética escribe el libro que se titula "Pasión por Vallejo" cuyos derechos de autor dona gratuitamente a la Biblioteca nacional de Perú. En este libro desgrana los temas más queridos, aquellos que fueron para el impactos al alma pues en  el libro España, aparta de mí este cáliz tienen su sitio, recalcaba siempre,  no solo los soldados republicanos que habían sido derrotados; también los vencedores con alma pueden redimirse por la asunción de sus contenidos.

Y seguimos con Castañón en España y en la postguerra y  llegamos  al año 1.953 que será trascendental en su vida. En primer lugar, hay que decir que en este año fue detenido y encarcelado en Oviedo donde conoció al protagonista de su primera novela,  Moletú-volevá. Se llama Carlos  Martín Pajes  o Carlos Martin Lucero Calvino de Macuto, como lo recrea en ella JM. Castañón. Pero la vida sigue,   y ya libre y sin culpa,  en l.954 se asienta en Madrid,  lejos de la maledicencia provinciana y por buscar una salida a su vocación literaria; allí se embarca en una aventura cultural y funda la editorial Aramo que también da su nombre  a una revista de la que se publican solamente  tres números.

Como era de esperar, años más tarde, en el año 1.956,  saca a la luz su primera  novela y que es, según sus propias palabras, la novela que me inspiró el pueblo vencido en la cárcel o como dice Santiago Montero Ríos en el prólogo a la misma:¿Dónde concluye la realidad y empieza la ficción? Más o menos lo mismo que dice el profesor  Mainer: es una novela simbólica y delirante que oculta otro relato realista y tierno. Como si fuese la purga de su corazón o un "pro domo mea,"  que lo es, claro. Basta con leerla y hacer un traslado de sus personajes a las inquietudes y a la vida del autor en aquellos años, con la censura, nunca ausente en el alma del creador, la autocensura  como espada de Damocles encima del alma.

Pasan dos años y en 1.958, Castañón, en desacuerdo por el uso que los franquistas  hacen de la ideología falangista y ya totalmente desencantado por el uso que de la victoria hacen los responsables políticos, convirtiendo, por ejemplo, a los mutilados del  bando republicano, en la escupidera nacional,  pasa a Francia un 2 de febrero del año 1.958,  y el día 6 del mismo mes, en carta pública dirigida al ministro del ejército,  general Barroso y Sánchez-Guerra,  presenta su baja en el cuerpo de caballeros mutilados de guerra, renuncia a la paga correspondiente aunque en España había una esposa  y  cinco hijos pequeños esperándolo.

"Vivir no es otra cosa que un discurso"

Con este verso del poeta Muñoz Rojas, abrimos la siguiente etapa vital del escritor pues su vida, como la nuestra, es un continuum de palabras aladas, ya trasterrado en Venezuela a donde había llegado por el río Orinoco. En este país, se dedica únicamente a la  vocación literaria con libros, artículos, ensayos, conferencias, discos  y recitales poéticos. En cada una de estas manifestaciones,  aflora un trasfondo social que se resume en este/ su  verso de Vallejo: no hay dios ni hijo de dios,  sin desarrollo: hasta Dios y su Hijo Jesucristo están limitados por las condiciones humanas de este mundo. Todo es imperfecto, dice el poeta y  lo asume así JM. Castañón: "creo en la fuerza brutal e inhumana del dinero; pero creo también en la generosidad de los hombres; y quiero, como Macuto,  que hasta haya "buenos dolaristas[1]". Se entrega, por completo, a su vocación de escritor y viajero, a la par que busca el sustento de su familia con publicaciones y en los periódicos del país: El Nacional, El Universal o cualquier otro que le abriese la puerta a sus artículos.
Una adición de sombras incesantes
Con las palabras anteriores, entramos ya  a describir su mundo literario aunque no en toda su extensión porque el sitio no es este artículo para Vindonnus. Nos centraremos en dos de ellos, publicados en épocas muy diferentes.  En su primera novela, Moletú-volevá, y en un libro de viajes publicado en Caracas en 1.966 que se titula Encuentros con Venezuela, ejemplo de su amor por lo venezolano. Ambos, como el resto de sus libros, son una adición de sombras incesantes que proyectan la figura del escritor y narrador de su  vida, con el afán cultural único de dejar constancia de los tiempos virulentos  que, como testigo, le tocó trasegar. También hay que decir que si bien en España tuvo una vida profundamente agitada hasta llevarle al exilio, en  Venezuela, donde recaló,  la llevó con el trabajo propio de su difícil carrera literaria aunque a sabiendas de que la intelectualidad  venezolana le recibió con los brazos abiertos. De hecho, siempre alimentó el cordón umbilical que le unía a las dos patrias que  habitaron su corazón: España y Venezuela. Una con su familia y amigos de siempre y la otra, con las posibilidades todas de una libertad de creación sin condiciones.
Y como su vida de autor empezó en la España de los años cincuenta, describirla como un país desigual, carente de libertades y por completo destruido,  y donde primero se levantan iglesias que se reparan las vías del ferrocarril. O como escribe Ovejero[2], lo más importante es estar callado en un país que se ha vuelto pícaro o más bien truhan, lleno de una miseria moral  escandalosa y donde la pobreza tiene muchos más nombres de los que nadie se puede imaginar, como dice el poeta Gamoneda.  En aquellos tiempos,  los creadores  se vadean entre la resignación y la resistencia pues como escribe G. de Biedma: Media España ocupaba España entera/ con la vulgaridad, con el desprecio/ total de que es capaz, frente al vencido/, un intratable pueblo
de cabreros.    Y lo mismo que se coló este cuadro de Julia Minguillón titulado La escuela de Doloriñas, maestra rural   muy de la https://www.ahorasemanal.es/media/images/numero%2030/horizontales/JULIA%20MINGUILLON-Escuela%20deh.jpg
 de tema republicano, con el que  ganó la medalla de Bellas Artes en el año 41, exactamente igual fue la publicación de la novela de Castañón que salió a la luz por la puerta de atrás,  sin permiso de la férrea censura.   Y que sin pudor repartió por todo el  Madrid cultural. Aunque tal vez  por su carácter vocinglero, le colgaron el epigrama que dice:
José Manuel Castañón,
tu Moletú Volevá
ni es  chicha ni es limoná[3]
 
Escrito por Juan Pérez Creus y publicado en la revista de J.Cela El Extramundi en MCMXCVI, denota una lectura superficial y rápida de la novela, sin ánimo de profundizar en  la denuncia social que se esconde tras el anecdotario que rodea al mundo de Macuto y sus personajes, incluido el propio autor.  Y que es  el objetivo de los miembros  de su generación, la de los años cincuenta: la novela responde a un compromiso social  y político de los escritores que sacan a la luz los personajes marginales que sufren en carnes los abusos de poder, con un lenguaje sencillo y una narración lineal, sin complicación alguna. Así la de Castañón.


MOLETÚ- VOLEVÁ.

Es su primera novela que tiene un espacio, la cárcel de Oviedo, y un tiempo, que son los años de la postguerra en España. El autor, en XXVI capítulos y un epílogo,  crea un conglomerado de personajes todos con su propia caracterización y  que son los parroquianos  de Carlos Martín Lutero Calvino de Macuto, el "párroco" de la iglesia dolarista. Tienen  una liturgia cuasi religiosa y que comparte hasta el propio capellán de la cárcel, tal como oración matinal  de todos los días.  Es ésta:
                           
Padre Dólar, rey del bien,/ que estás en los bancos,/santificada sea tu presencia/así a los macutianos/como a los desperrados./ El dolar nuestro de cada día,/apetecido por cristianos/ y mahometanos,/dánoslo en secreto/a los macutianos;/no lo des en pequeña cantidad/para sufragar/ placeres, vicios y mujeres,/y no nos dejes caer en la miseria;/mas líbranos de tu ausencia;/moletú-volevá.

Y es lógico que  la libra esterlina forme parte, también,  del devocionario religioso de tales  parroquianos: Santa libra esterlina,/madre del dólar,/ruega por nosotros,/ los indigentes,/ahora, mañana y siempre,/Moletú-Volevá.

¿A quién extraña que Castañón evitase la censura del nacionalcatolicismo, con el Cardenal Gomá a la cabeza, para su publicación y para evitar enfrentamientos seguros con sus antiguos compañeros de armas, dueños absolutos de la patria? A ninguno de nosotros nos puede extrañar que llame "gendarmes" judiciales  a los miembros de la guardia civil que hacían, en la novela,  el traslado de presos, por ejemplo. Sin embargo, para el lector poco avezado, diremos que la historia de Macuto es la anécdota que le sirve a Castañón para incluir,  como miembros de su parroquia,  una lista de desheredados sociales que pululan por aquella España doliente con el hambre como protagonista principal: Félix Mª Hus Voltaire de Galileo es el propio autor quien pone su sangre en el alma de la novela, como dice en Encuentros con Venezuela,pag.195. Y como compañeros de viaje, desfilan por sus páginas  los maquis, la administración corrupta hasta la médula,  el robagallinas, el joven poeta social, el dipsómano, la corrupción de la justicia, el estraperlo del hierro y del cemento. En fin, un retrato fiel  de aquellos años que le obliga a escribir: ¿no crees que al obrar un tribunal de justicia así, habría que encarcelar al noventa por ciento de la sociedad, por lo menos de la burocracia? Pag.116.

Sin olvidarse,  claro está, de su defensa a ultranza de los mutilados republicanos que eran la escupidera nacional de los vencedores. Mis amigos(los falangistas), escribe el narrador,  lucharon para ganar una guerra y perder egoistamente,una  revolución, inflándose de nóminas. Yo no supe enrolarme a esta vida. Canté himnos de entusiasmo pero ahora sufro con el vencido.
Es por lo que nos parecen más justas y propias  las palabras del profesor Mainer, dolido por no haber tenido a mano en tiempo y forma esta novela de nuestro autor. Y mucho más acertado su juicio que el epigrama de Juan Pérez Creus, escrito en el café Gijón.

Sobre la vida de la novela en nuestro país, por las propias andanzas de su autor, decir que fue escasa su repercusión en el ámbito literario pese a que merece una lectura que vaya más allá de la simple anécdota macutiana. Aunque también hay que tener en cuenta lo escrito por su amigo Juan Larrea sobre su vocación literaria: la asunción que hace de Vallejo justifica que sea Vd. un pésimo agente de bolsa en la república de las letras. En definitiva, como hija de Castañón, sufrió las consecuencias de su intempestiva vida espiritual y social. Claramente, fue injustamente escamoteado su valor literario y social hasta la nada.

ENCUENTROS CON VENEZUELA

Seleccionamos este libro porque el autor, Castañón, ya se había cortado la coleta como creador, con la novela El Virus(1.966) , cansado  con eso de andar en ficciones tras los personajes: se sufre demasiado la realidad para que yo la cuente en laberinto. Es la última y como tema principal,  una diatriba angustiosa contra  la locura dolarista de la Venezuela del petro-dolar.  

En esta nueva andadura literaria, se pone como protagonista de sus escritos como libros o crónicas,  con los versos del poeta colombiano León de  Greiff como lema vital: yo siempre vivo lo que siento,/yo siempre pienso como siento, yo siempre/ siento lo que cuento,/ como invento y de intento.

En este libro de viajes, Castañón nos da a entender que, con su escritura, sólo está pagando una deuda. Un deuda de amor por todo lo que es alma de Venezuela: sus gentes, sus paisajes, su historia, la sociedad. Y lo hace sin servidumbre de ningún tipo, ajeno a los intereses políticos del momento; quiere  dejar constancia de que el libro es un dictado de su corazón.
Uno de los más bellos, fruto de su vocación literaria, y  la antítesis de La Cátira, escrita por el nobel CJ. Cela; este pastiche de mal gusto, escrito como débito al dictador Pérez Jiménez y a Franco con su política folklórica hacia los países hispanoamericanos, es un desprecio a lo venezolano que nos marca las diferentes actitudes de dos intelectuales españoles con objetivos vitales muy diferentes. Si bien CM.Jose Cela cobró sustanciosas subvenciones,  por un pésimo trabajo literario, de los dos dictadores, Castañón recorrió los diferentes compartimentos administrativos a pelo, hospedado en casa de los poetas, dando recitales y haciéndose fotos como testimonio de su peregrinar.
Merecen especial mención el texto dedicado al departamento de Trujillo de la guerra a muerte , de especial interés para él porque era la pequeña patria de Don Mario Briceño Iragorry, primer auxiliador de Castañón en el principio de su aventura americana. El otro capítulo es el que cierra el libro y está dedicado a Caracas cuatricentenaria: una descripción profunda de la historia y de la intrahistoria de esta ciudad, con sus héroes y sus personajes singulares, hasta los piratas de Drake,  con los que cierra el libro, modelo de documentación y de agradecimentos.

Y para terminar, cerramos este trabajo con los versos de un amigo común que también lo vivió en su verso predilecto que dice: solo la vida; asi: cosa bravísima. De José Manuel Suárez son estos versos sobre Castañón:

No te sostiene el mundo. Tú estás fuera./Desnudo de armaduras, barquero de otras aguas,/combates, sí, por fin, desde tí mismo./Son otros frutos/los que la noche dio. Verás, cegado.


                                                                        

        





[1] Encuentros con Venezuela. Ediciones Casuz, 1.969. Pag.196.
[2] La ética de la crueldad.Ed. Anagrama. 2012.
[3] El Extramundi. Revista. Nº VI. MCMXCVI














No hay comentarios:

Publicar un comentario