jueves, 31 de agosto de 2017

Homenaje a nuestros monumentos en piedra, a  su vocabulario  y a todos los fantasmas que las habitan: las cuadras.



ESAS  CUADRAS: la arquitectura rural.



Hay rincones en nuestro concejo donde nos sentimos como hoja mecida  por el viento; uno de ellos es Peral donde un aire deshabitado que baja de la Paradiecha  me trae el recuerdo de Manolín a la par que limpia las cuitas de mi corazón. En el paseo hasta el pinar,  unos turistas se acercan a mí  mientras los niños exageran  la corpulencia de las vacas.  Admiran este ámbito. Y mientras caminamos, hablamos y hablamos como si nos conociésemos de toda la vida;   me relaja esta fluidez verbal. Poco después,  emprenden viaje  y vuelve el silencio y vuelta a empezar. Quedo, entonces,  como suspenso en el aire, pasmado y  con la mirada, sin objetivos, en las imágenes sin palabras que la borrina convierte en furtivas, y que juegan con mis indefinidos sentimientos. Hasta que aterido por la brisa, pienso en las posibilidades que nos ofrece este flujo de gente que, con el tiempo, en el devenir económico ayudara a un cambio de mentalidad  social, económica y cultural. Porque somos conscientes  de que se acabó la economía fácil, y la palabra mágica del futuro, como estrella polar, es sostenibilidad; este concepto exige, como soporte principal, ideas y proyectos  diferentes a los tradicionales.       

Un ejemplo de esa diversidad  serán las derivadas del turismo; exigirá cualificaciones diferentes para poner en valor, por medio de la cultura, los recursos, como urdimbres, que están ahí, al alcance de la mano. Y como es normal, se hace necesaria, también,  la intervención de las instituciones  para que la iniciativa privada coja velocidad y se decida a participar; como  hizo en  Taramundi y Somiedo la administración regional y municipal. Llegados a este punto,  si las áreas de cultura y turismo  de nuestro Ayto. asumiesen  el turismo de calidad como recurso futurible,  podría abrir caminos con proyectos sencillos pero rentables por la imagen que de ellos se desprendería. Nunca incompatibles  con la cultura cyberpunk predominante en la actualidad, la cultura tradicional, que representa el patrimonio vivo de una colectividad, también tiene su sitio pese a la informática, las telecomunicaciones y el automatismo. Saber hacerlas convivir es acertar  pues la personalidad dirigida por la tradición y la personalidad dirigida por los otros,  juntas, se enriquecen mutuamente. Y   dicho lo dicho, uno de los recursos más firmes con los que cuenta nuestra cultura popular, por razones múltiples, son nuestras cuadras de piedra, con cientos de años cada una de ellas  sobre sus tejados;  son testigos vivos de nombres propios que daban vida a sustantivos comunes cuando poblaban el ganado dentro de la cuadra o en el entorno. Pues bien, en el área de Peral la cultura de la piedra como ejemplo de arte aplicada,  tiene un conjunto de cuadras, hasta ocho,  cuya historia   gráfica, debidamente documentada e ilustrada, ofrecería al turismo de calidad un ejemplo del saber hacer y del respeto a la tradición y a los hombres que la hicieron llegar hasta nuestros días. El área de Peral sería un punto de referencia donde el enseñar deleitando sería un ejemplo a seguir para hilvanar  el concejo con otros pequeños proyectos que nunca serían gravosos para la economía municipal. A ver si se enteran de que el camino se hace al andar.  



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