viernes, 19 de enero de 2018

El alma del cuchillo que aflora por la ira en el ámbito rural. 





EL SENDIRU.[1]

Sin pretensiones, como anillo del tiempo y de la prisa, contra el rodeo de la palabra y la miseria de la sebes,
haces de la diferencia tu identidad: mis  pasos son tu marca, la huella digital  que te da un nombre
contra el volumen incierto de los caminos. En tu alma, ellos  cortan el tiempo y miden
la distancia contra la ansiedad y sus derivados; por  el miedo,  pintan la oscuridad  con fantasmas,
 los cientos y miles  que te transitan desde el pasado hasta mis días ( mis padres y  abuelos o atávicos
rencores). Que también son los tuyos  por el polvo vívido que nos encadena a la imagen presa por el afán de llegar. Y siempre contra la finitud. Donde quiera la esperanza, donde sean las miradas, donde nunca los recuerdos, donde siempre tu presencia, bebes del caminante la sangre que apaga la sed de su prontitud.






[1] .- El sendiru.- Es un caso de metafonía, propia del léxico del concejo de Lena. En castellano: el sendero.

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