miércoles, 24 de enero de 2018



Patrística

Es bien sabido, y así lo afirman los padres de la Iglesia:
- Nunca  te anida el rencor.
Por completo ajena a los avatares de la vida y sus gusanos
 de carbón y hiel, pasas como matrona de las palabras en el  dedal
donde habitas  mientras con tus lapiceros azotas, lanzas de Breda en tu costado,
a quienes , por osadía pretenden,   con la línea,
poner puntos a tu vida, en el horizonte.

Sí. Bien lo escribe San Anselmo como argumento: es ontológico,
para la existencia de Dios,  conocerte y sospechar  que
la Divina Providencia te puso un caballo en el corazón.

Y que el amor, capricho azucarado en su plenitud, es  zumo del pecado
que luce en las imágenes  que  acechan  cuando
ofertamos días como limones a quienes  queman
nuestras palabras con el fuego que sus manos estrujan
porque saben que nunca nos habita el rencor.
Es público y notorio.


Por eso temos un cravo cravado nel corazón.

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