miércoles, 26 de abril de 2017

 Quedaste en el empeño, como Ícaro, porque la cera de tus alas eran tan líquida como tu capacidad para querer.


LA  COMETA
      Porque los pájaros querían volar es por lo que tienen alas
                                                                                          E.Bergson

Grácil en su figura y estilizada, juguete
de las prisas que te abrazan con los ojos
a la mirada, el requiebro es alma de quien 
pende de un hilo, frágil como  palabra
con la vida  en el aire. Ajeno a la voluntad
que busca  el destino y  zalamero,
la brisa y sus  dedos son  tu libre albedrío.
Y si ornato en colores, el torbellino,
prófugo de la nada, en volandas propicia
el recateo que te lleve a la altura, Ícaro
del amor: la pasión que te sostiene
en el aire, nos sostiene. Sin ataduras y libre,
cimbreante, como nosotros cuando nos queremos,
burla a quienes son el agua de las ideas: huellas
sin sentido para las risas sin  horizonte, prisioneras
del límite, víctimas de la fe, sin camino a la esperanza.
Es lo de siempre, amor. Ya te lo dije: en los esbozos
de tu mundo, la cometa, amor, es  una línea
con el trazo en el cielo y los puntos, mi vida, son
las piedras que empiedran la ruta hacia el sol,
la estación-término  donde apearnos los dos.

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